¿Cómo actuamos en Diafreo?
La Diafreo nos ofrece un viaje apasionante para sumergirnos en la comprensión de su lenguaje, para descubrir en nosotr@s mism@s una herramienta para reencontrarnos y crecer.
En Diafreo utilizamos diferentes posturas, adaptadas a cada persona. Estas posturas buscan poner en estiramiento lo más globalmente posible estas cadenas musculares, observando minuciosamente las diferentes compensaciones, que, en un intento de las cadenas por mantener siempre la misma longitud del conjunto, van apareciendo en diferentes puntos del cuerpo.
En cuanto a estructura muscular, conseguimos así un trabajo muscular isométrico, es decir: el músculo trabaja estirado en su máxima longitud siendo así traccionado el tejido conjuntivo (parte blanca del músculo), mientras la miofibrilla (parte roja del músculo) es estimulada. De esta forma la musculatura aumenta en fuerza y elasticidad y no en dureza y contracción como sucede cuando se solicita su trabajo en acortamiento (trabajo isotónico). Por ejemplo al levantar pesas y en la mayoría de los ejercicios gimnásticos.
Al soltar el exceso de tensión de los músculos de la cadena posterior, sus antagonistas, siempre faltos de tono, tendrán de nuevo la posibilidad de tonificarse. Y las articulaciones dejarán de ser tironeadas por los músculos acortados pudiendo recuperar así su lugar y su función.
En estas posturas, son fundamentales: la vigilancia de la respiración, procurando impedir todo bloqueo respiratorio, y la observación y eliminación constante de las compensaciones.
Si no se tienen en cuenta estas compensaciones, el acortamiento pasará a otro segmento. Así es como al poner en estiramiento una nuca, por ejemplo, la tensión se trasladará a otro punto; pudiendo aparecer en los hombros, la cintura, las piernas, los pies…, mediante acortamientos, lordosis, rotaciones, latero-flexiones, el bloqueo respiratorio en inspiración etc…, que intentan preservar la longitud global de la cadena. Es debido a esta facultad de las cadenas para recuperar la tensión en otro punto que el trabajo analítico y localizado en un solo segmento, da tan pobres resultados.
Nuestro trabajo por lo tanto, al nivel mecánico, consiste en impedir la acción de las vías alternativas compensatorias para recuperar de nuevo la flexibilidad muscular y la liberación de los movimientos inhibidos.
Al acercar de nuevo el cuerpo a su eje, al impedir las vías alternativas, pueden aparecer las causas ocultas que iniciaron el proceso de desequilibrio o de la tensión profunda.
Aparecerá quizás un antiguo dolor físico olvidado, dolor que corresponde muchas veces al “dolor oculto” pero también, memorias, emociones, experiencias, imágenes o movimientos cuya información o respuesta estaba retenida en estas contracciones. Expresiones emocionales del cuerpo, emociones e informaciones que, una vez liberadas, permitidas y elaboradas, llevarán a una mayor comprensión de un@ mism@, a nuevas posibilidades de expresión y al cambio.
La espiral de compensaciones que a lo largo de nuestra vida va moldeándonos y condicionándonos, se manifiesta con diversas sintomatologías que pueden ser de tipo articular, visceral y, o psíquico.
Mediante el trabajo corporal el cuerpo va recuperando su equilibrio físico. Sin embargo para lograr un cambio estable y en profundidad, es necesario que todo el ser se ponga en disposición para transformar un sistema que hasta ahora, bien o mal, le había permitido adaptarse y sobrevivir.
El trabajo corporal abre las vías; sin embargo estas vías deberán ser transitadas de nuevo. Habitar de nuevo cada parte del cuerpo implicará aceptar la información, la sensación y su expresión con todas las connotaciones psicológicas que ello pueda tener.
Cuando la persona abre su sistema defensivo, necesita a alguien a su lado que le acompañe en las vivencias de situaciones antiguas o nuevas, para poder procesarlas y asimilarlas. Necesita el conocimiento, la buena disposición y la calidez de parte del/de la terapeuta.
Este/a, tiene la función de buscar la forma adecuada para ayudar a cada persona a encontrar la mejor manera para liberar estas tensiones y abrirse a nuevas percepciones de sí misma.
Además de tener capacidad de observación para ver los mecanismos de compensación y defensa, que son diferentes en cada persona, ha de conocer la forma de desanudar las tensiones, abrir los bloqueos en cualquier punto de estas cadenas, facilitar la expresión emocional del cuerpo y comprender la evolución de los movimientos que han quedado fijados. Debe también conocer como a diferentes estructuras corporales corresponden diferentes estructuras psíquicas y cuáles son las contracciones musculares crónicas que las determinan.
El conocimiento y el propio proceso personal, serán los que capacitarán al/la Diafreista para acompañar a las personas en el proceso emocional que acompaña a la liberación de las tensiones profundas, ayudándolas a relacionar su vida con su estado corporal.
En el espacio que proponemos el/la cliente podrá explorar cómo funciona su musculatura, qué movimientos han quedado fijados y cuales no puede realizar.
Podrá relacionar su estado muscular y su vida emocional.
Será invitad@ a estar a la escucha de la circulación energética: percibirla, y comprender donde, porqué y en qué circunstancias se bloquea y de qué manera puede abrirla de nuevo.
Encontrará en este espacio, también, comprensiones y herramientas para ayudarse a sí mism@, para que el sentimiento de confianza llegue a ser superior al miedo a soltar las defensas.
A partir de este trabajo podrá observar y explorar su vida cotidiana. Observar cuáles son las situaciones en las que su musculatura se vuelve a contraer y su respiración se bloquea de nuevo.
Cuáles son las percepciones o expresiones dolorosas y conflictivas que necesita bloquear.
Se dará cuenta de lo que está expresando su cuerpo con su actitud y estructura y de qué manera ello condiciona su forma de relacionarse.
Y, con el tiempo, podrá ir relacionando todo ello con la historia de su vida.
Cada situación física corresponde a una situación emocional diferente.
La observación y la adaptación a cada proceso personal, sin generalización, es lo que distingue un método de una técnica.
Finalmente, las respuestas están siempre, en cada un@: el/la profesional es, en realidad, un vehículo, un/a facilitador/a del proceso; no es nunca el/la poseedor/a de la llave.
Durante la época en la que yo trabajaba sobre los tres estados de conciencia: físico (cuerpo), sutil (sentido cinestésico y energía) y emocional, surgía, a veces de forma espontánea, en ciertas personas, la experiencia, tal vez no plenamente consciente, de un estado de conciencia especial desde el que surgían certezas, frases e imágenes reveladoras que no habían pasado el proceso habitual, mental o de memoria.
Estas experiencias que eran, la mayor parte de las veces, profundamente transformadoras tanto al nivel fisiológico como psíquico, resultaban misteriosas y aparecían como el fruto espontáneo del trabajo corporal, emocional y energético. Yo llamaba estas experiencias, la llave misteriosa, puesto que resultaba imposible provocarlas desde la voluntad.
Sin embargo, la capacidad para conectar con los niveles sutiles y el espacio interno no debía ser un don de algun@s elegid@s; es universal y una capacidad que tod@s poseemos, una dimensión de nuestro ser que nos suele ser ajena a pesar de estar presente en tod@s nosotr@s.
Este cuarto nivel de conciencia, habitualmente está enmascarado por las tensiones físicas, los bloqueos energéticos y emocionales que actúan como barreras que nos impiden percibirlo.
Por esto en Diafreo buscamos una vía de conexión consciente con esta fuente de información; una vía que no fuera accidental ni necesitara estar ligada a religión alguna o creencia sobrenatural.
Quería buscar un camino que evitara el salto cualitativo que debe hacerse, como se suele plantear en diversas técnicas de meditación, para acallar el cuerpo, las emociones y la mente.
Y siendo nuestro cuerpo nuestra herramienta más directa, que podemos utilizar, tanto para la transmisión de información como para su bloqueo o distorsión, el método Mézières, uno de nuestros pilares en Diafreo, resultó ser el preciso y precioso medio que, mediante la liberación de las tensiones profundas estructurales, nos permite la abertura de estas barreras y nos facilita atravesarlas para tener acceso a estos espacios.
Juntos, el trabajo físico, el emocional y el energético ayudan a soltar resistencias y obstáculos, para permitir el libre fluir de la Energía de Vida, y reencontrar así la misteriosa llave que nos conecta con nuestra propia información.
Para llegar al Espacio Interno, este espacio no material de nuestro ser, que está en cada una de nuestras células, y poder experimentar la Unidad de nuestro Ser.