Testimonios

Ayer en la sesión de Diafreo trabajamos con los ojos. Con un ojo tapado, mi terapeuta me propuso hacer movimiento de descarga golpeando cojines con un palo. Las premisas ya conocidas para la descarga: estar presente, respiración, movimiento simultáneo de brazos, voz libre y gesto (mirada) coherente con el resto. La diferencia para mí era integrar desde el ojo que estaba descubierto y dejar recorrer la emoción que surgiera.
Con el ojo derecho- conecté con Ira, enfado, miedo, alerta, hipervigilancia…Sentía que la energía se me bloqueaba en los hombros, escalenos, pelvis…no logré encontrar buen apoyo sobre mi pie derecho.
Con el ojo izquierdo-…¡Sorpresa! Sentí alegría, risa, que todo es leve, nada es «tan» importante. Lo contrario a la preocupación. Juego, relajación, y al final conecté con una gran fuerza mía, YO, esa yo que hace muchos años está escondida-olvidada-desconocida. Fuerza sin esfuerzo, fuerza tranquila y mucho apoyo del peso sobre mi pie izquierdo, sobre todo mi cuerpo.
Alegría, levedad, ocurrencias graciosas,…me reí mucho.
Y sensación de que mi ojo no «necesita» estar en la exigencia que tanto conozco; se descansa, desaparece, no se esfuerza sino que disfruta y es feliz.
Al integrar lo anterior respirando, con una postura global y conectando con mi espacio interno ví una imagen de estanterías de madera, de lamas, marrones, muchísimas, enormes, llenando un espacio que parecía un barracón, también muy grande. Vacías.
Me daba muy buena sensación; ahí interpreté el mensaje: descubrí un espacio para mí, para mis cosas, mucho espacio por estrenar que no conocía, todo vacío para poderlo usar.
Fuerza, alegría. Y sensación de que ésa también soy yo; la alegre, la positiva y confiada que puede sentir su fuerza y su potencia. Y dejando salir toda esa energía mía, mi espacio interno me muestra que tengo espacio para esta faceta mía tan escondida desde hace mucho tiempo. Ahora sé que puedo ponerla afuera, tiene un sitio esperando.
Como siempre, gracias Diafreo.